viernes, 13 de marzo de 2009

Documental a Pérez Celis

FILMAN EN LINIERS UN DOCUMENTAL A PÉREZ CELIS

El sábado 7 de febrero 2009, fue para mí un día muy especial. Lo tomé como uno de esos regalos que cada tanto te ofrece la vida.
Es que junto a Tamara la viuda de Pérez Celis y Alfredo Plank, reconocido artista plástico, amigo de Celis y también oriundo de Liniers, colaboramos con el documental que ella le está produciendo, y en el que intentará repasar la vida de su marido.
Y es por ello que Liniers, nuestro bario, no podía estar ajeno.
Recordé entonces los dichos de Celis, cuando aseguró que el viaje más difícil que hice fue el primero de Liniers hasta el Centro.
Consientes del profundo cariño que Pérez Celis tenía por su barrio, acompañamos al equipó de filmación a la casa donde el artista pasó su juventud, en Humaitá y Las Bases, recorrimos también la entrañable Plaza Sarmiento, en donde su imaginación tomo vuelo a la hora de iniciarse en el arte de la plástica, y luego nos dirigimos a la Casa de Sara, en Timoteo Gordillo al 500, donde aun se conserva un mural que Celis construyó en su juventud y que ya presagiaba su futuro en este difícil mundo del arte.
Claro que también pasamos por la Casa de la Cultura de Liniers, para filmar el cuadro que Celis donó en el año 1994, y que denominó “Memoria de un Tiempo”, donde aparecen reflejados sus recuerdos de su estancia en nuestro barrio, en los escalones de la Plaza Sarmiento y el árbol de la vida, como un homenaje al lugar que lo vio crecer y desarrollarse. En este sentido debo agradecer al Arquitecto Isidoro Casal, actual presidente de la entidad, que desinteresadamente nos abrió las puertas para el desarrollo de la filmación.
Y con el fantasma de Celis pisándonos los talones, enfilamos mas tarde hacia la escuela N° 4, de Lisandro de la Torre y Falcón, donde un joven Pérez Celis curso la primaria y recibió sus primeras enseñanzas. Luego continuamos por Lisandro de la Torre y al llegar a Rivadavia giramos hacia la izquierda hasta llegar a la tradicional Librería Belgrano, el local donde el insipiente artista compró sus primeras paletas.
Todo era recuerdo, nostalgia y emoción, y aunque el trabajo de los técnicos y el movimiento de las cámaras se empecinaban en quitarle clima a aquella recorrida, yo sentía que un pibe de apellido Pérez, saltaba y se escabullía en cada rincón del barrio que se abría gentilmente a nuestro paso.
Creo profundamente que El Maestro Celis, ha contribuido a desmitificar aquello que para hacer arte hay que estar alucinógeno, ser medio loco o amparado por el silencio de la madrugada. Hoy, al ver la noche de los museos, creo que su intención como pionero para que el arte llegue al gran público, ha sido satisfecha.
Por ultimo quería dejar estas líneas, que dediqué y entregue a Celis, en una de tantas veces que estuvimos cenando en casa que dice: “Después de unos cuantos años, volví a mi querido barrio y pasé por el cole y por la casa de mi infancia. En ese instante mi cabeza dio miles de vueltas y me transportó en un viaje al pasado. Ahí estaban los pasajes, la plaza, doña Nilda, doña Eugenia y otras tantas doñas que prefiero no nombrar. En ese segundo todas se me hicieron presentes. También la avenida General Paz, Humaitá, Tonelero, El Hornero, Tuyutí, el lechero, el cartero y hasta lo gritos de Don Juan, cuando a la hora de la siesta todos los pibes de la barra le sacábamos de su planta unos inmensos y riquísimos duraznos. Los recuerdos se repetían en cada imagen.
La barra, aquel pino que sigue allí, sí, está un poco más grande, los viejos y gastados escalones de la placita. Repasé mentalmente el viejo banco, aquel que nos aguantaba a todos los de la barra. Aún permanecía ahí como esperando que le hiciera una caricia.
Los ojos se me llenaron de lágrimas. Debo reconocer que mi rostro se transformó cuando pensé en todo el camino recorrido desde entonces, y en los que ya no están. Me di cuenta de que en verdad nunca me fui del barrio porque nunca lo olvidé.
Apenas había recorrido un par de cuadras cuando de repente una bocina me trajo de regreso al presente. “Pucha” -pensé- “que rápido pasaron los recuerdos... pero qué profundo quedaron sus surcos”.
Estas líneas también son para usted. O para vos, por si algún día te encontrás hojeando este artículo y ya no vivís por acá: venite, pegáte una vuelta, recordá. Por un momento feliz...

Foto: Con Rosendo Cuello (saco y corbata), Pérez Celis (Sport) y Sergio (hijo de Celis).
Foto: Tamara viuda de Celis, junto a Alfredo Plank
Foto: Mural realizado por Celis cuando aun vivía en Liniers.
Foto: Ignacio Messina junto a Celis, en el estudio, cuando donó la obra para la Casa de la Cultura en el Año 1994.