martes, 20 de octubre de 2009

ADIOS AL AMIGO - “George el escribano”.

El pasado miércoles 30 de septiembre, el barrio se vistió de luto y la vida nos dio un golpe más en el corazón. Tras haber batallado con hidalguía ante una dura enfermedad que lo mantuvo internado durante un largo tiempo, se nos fue Jorge Eduardo Rodríguez o como le decíamos en sorna, “George el escribano”.
A todos sus compañeros nos invadió el dolor y la tristeza, que implica perder un amigo.
Nos cuesta creerlo, nos cuesta aceptar que ya no podremos compartir nuestros días.
Ademas de abrirle las puertas al barrio desde su local de Ramon Falcon al 6900, Jorge, fue uno de esos personajes preocupados por su comunidad y supo a lo largo de los años participar activamente en las diversas instituciones locales como La Casa de la Cultura de Liniers, el Rotary Club de Liniers y La Junta de Estudios Históricos de Liniers, entidades en las cuales dejo su impronta, pues de todas ellas ostento el cargo de presidente.
Casado con la historiadora Nelida Pareja, constituyo una familia numerosa. A sus cinco hijos, María del Carmen, María Dolores, Marcela Analía, Mariana y Jorge, se sumaron sus siete nietos, Joaquín, Guadalupe y Lautaro: hijos de Marcela, Kevin y Lourdes: hijos de María del Carmen y Juan Manuel y Abril: hijos de Jorge.
Para ellos, todas las palabras no serían suficientes para afrontar la pérdida, pero aun así espero que la resignación y el tiempo que todo lo puede, den pronto paso a los recuerdos, máxima expresión de amor hacia un ser querido.
Quines tuvimos la suerte de conocerlo debemos agradecerle a la vida el haber tenido la suerte de transitarla en el mismo momento que su paso por este mundo.
Se nos ha ido un Linierense de pura cepa, y creo que estas líneas son un justo homenaje a un vecino y amigo que nos ha dejado, pese a su desaparición física, nos ha enseñado una actitud frente a la vida, digna de imitar y resaltar.
Por todo eso mi recuerdo será permanente, y solo me queda resaltar aquellos versos de Alberto Cortes, que a corazón abierto relata en su canción “Cuando un amigo se va queda un espacio vacío que no lo puede llenar la llegada de otro amigo.
Hasta pronto Jorge y espero que cuando sea mi turno, estés allí abriéndome la puerta para volver a encontrarnos. Hasta entonces. Ignacio Messina.

jueves, 8 de octubre de 2009

GRAN TEATRO Y CINE EDISON

Seis años después de que el Capitolio comenzara a proyectar su magnetismo hacia todo el oeste, los mismos dueños – los Vignoli - quisieron llegar más lejos.
Un jueves 16 de marzo de 1933 inauguraron el “Gran Teatro Edison”, en Rivadavia 11.440, al lado del cine Capitolio, con una construcción y tecnología de avanzada, a la altura de las mejores salas de Sudamérica.
Eran épocas en que los destinos del país estaban en manos del Militar Correntino Agustín Pedro Justo, Militar, Radical Concordancista y se produjo el fallecimiento de Don Hipólito Irigoyen
Es interesante destacar entre otras cosas, los adelantos que tal acontecimiento trajo a la zona, en especial al comercio local que empezó a desarrollarse a pasos agigantados, produciendo luego lo que fue el nacimiento del Gran Centro Comerciantes de Liniers, entidad que desarrollo mas tarde el proyecto de crear un banco local, como fue Crédito Liniers.
El barrio se vio desbordado de los habitantes que llegaban de los barrios circundantes a participar de las reuniones que se realizaban en los cines.
Eran épocas en los que el sentido del tránsito de las calles era al revés a los actuales, ya que fueron cambiados a partir del año 1945.
En las fotos se pueden apreciar ese sentido y el cantero central de la avenida Rivadavia en la intersección con la calle Montiel, lugar en el que desembarcaban los circunstanciales huéspedes y como el empedrado cubría por entonces a la Avenida.
También en la foto se puede apreciar el espacio donde luego albergara a la nueva sala en el barrio, espacio en el que hoy se encuentra la Galería Crédito Liniers.
En su edición del miércoles 15 de marzo de 1933 “el diario La Prensa” anunciaba” en grandes titulares la inauguración de una sala de espectáculos en Liniers: “El Cine Teatro Edison, con 1500 localidades, películas y variedades.
Uno de los más populosos barrios de la metrópoli, en el deslinde de la provincia, Liniers, contará desde mañana con moderna y amplia sala de espectáculos teatrales y cinematográficos. La inauguración se efectuará por la noche, con el estreno absoluto de una película de las denominadas profesionalmente como “extraordinarias”: Doble Sacrificio, con el actor John Barrymore”.
En el acto de inauguración el actor Florencio Parravicini estrenó el escenario y dio charlas festivas durante cuatro días.
La orquesta del maestro Roberto Firpo le puso música a la ceremonia. Y el Cine Teatro Edison quedó consagrado a espectáculos combinados de cinematógrafo y variedades.
Por él pasaron las más grandes figuras de la escena nacional: Ana Mariscal, Carlos Gardel, Hugo del Carril, Paco Busto, Tita Merello etc.
Allí se celebraron también por años los bailes de carnavales como por ejemplo el del 25 de febrero de 1939, con la actuación de la Orquesta de Ricardo Tanturi, Osvaldo Novarro y los Hawaian Serenaders, con la animación de Jaime Font Saravia, Iván Casadó, Carlos Gines, Arnaldo Chamot o Juan Carlos Thorry, que radio El Mundo transmitió al país, en ese escenario también actuó el dúo de Tono y Gogó Andreu, el 3 de julio de 1954.
El slogan publicitario del Edison fue durante años “la sala de los mejores estrenos de la zona oeste”. Mientras que el Capitolio se promocionaba como “la más popular de las salas”.
Unos a;os mas tarde se inauguro el cine Canadian, que se instaló en la calle Montiel 160 con el nombre de Coronel Meana y más tarde lo continuo con el nombre de Odéon, que se publicitaba como “la sala que exhibe exclusivamente todas las producciones nacionales en la zona de Liniers”.
Es difícil comprender cómo fue que los cines que nos regalaron tanto entretenimiento y progreso, han abandonado el barrio.
A manera de epitafio, nuestro "Periódico Cosas de Barrio", en el mes abril de 1993 tituló “Era la última Sala del Barrio” despidiéndose así con tristeza al Odeón.
En febrero de ese año una robusta topadora se instaló en la calle Montiel y, al ritmo de sonoros mazazos, el barrio vio pulverizarse a su última sala cinematográfica.
Hasta hace un par de años el espacio se utilizaba para reuniones religiosas, hoy es ocupado por la sucursal Liniers del Citibank.
Así el viejo cine Odeón pasó a engrosar el “libro de la nostalgia” y todo un capítulo, el del cine, que encierra los recuerdos más gratos y nostálgicos del barrio de Liniers.

CINE Y TEATRO CAPITOLIO


El cine en serio llega a Liniers de la mano de la familia Vignoli, un viernes 18 de febrero de 1927 al inaugurarse el “Cine y Teatro Capitolio”, frente a la estación de Liniers.
En la calle Rivadavia 11450/56, en los terrenos que José, Rómulo y Abel Vignoli le compraron a los Ingleses a 50 pesos el metro cuadrado, y donando lo recaudado en esa primera función en beneficio de las sociedades de fomento “La Gironda”; “Juan Bautista Alberdi” y “Democracia y Progreso”. Las 1.200 localidades fueron colmadas en el acto de inauguración. La prensa resaltó en los diarios de la época sobre la importancia de la inauguración y la imponencia de su construcción.
Fue así que el diario “Ultima Hora” del jueves 17 de febrero de 1927 anunciaba, “Un Gran Cine se Inaugura Mañana”. “Está situado en el barrio de Liniers y tiene capacidad para 1200 personas. Con una función a beneficio, abre mañana sus puertas al público, el Cine Teatro Capitolio, que bien puede figurar entre los mejores salones existentes en la Capital. Propiedad de los señores Vignoli Hs., la sala que se inaugurará, merece ser señalada como un esfuerzo digno de ser aplaudido, pues en su construcción no se han omitido gastos de ninguna naturaleza, dotándosela de comodidades como existen en pocos salones del mismo género. Han tenido sus propietarios el buen tino de hacer cómodos y amplios camarines para artistas y un amplio escenario, lo que quiere decir que en cualquier momento podrán actuar cómodamente grandes campañas teatrales. Un amplio hall y una espléndida terraza completan las novedades introducidas en la construcción del nuevo cinematógrafo, que será, sin duda alguna, el punto de reunión de todas las familias del Oeste de la Cuidad. Bien ventilado, con poderosos extractores de aire, cómodas butacas y cincuenta ventiladores colocados en diversos sitios de la sala, harán mas cómodos la estada del público, que, no dudamos, lo hará su salón predilecto, pues se ofrecerán espectáculos de primer orden.
Por otra parte, la experiencia de los señores Vignoli & Hermanos, adquirida en tantos años de trabajo, obligan a creer que sus esfuerzos serán ampliamente recompensados y que las familias de Liniers les prestarán el apoyo que se merece, ya que, además de ser un atractivo para el vecindario la construcción significa un adelanto edilicio para la zona, que de un tiempo a esta parte ha tomado un impulso pocas veces visto en la localidad. Es también simpático el gesto de los Señores Vignoli. en ofrecer el beneficio integro de la primer función a las Sociedades de Fomento Alberdi, Democracia y Progreso y la Gironda, instituciones que con todo entusiasmo luchan por llevar al Barrio de Liniers al lugar que merece estar”.
Los comentarios acerca de tamaña epopeya dieron mucho que hablar y que escribir fue así que El diario “La Razón” del jueves 18 de febrero de 1927 anunciaba, en un suplemento dedicado a la edificación, la inauguración de una sala de espectáculos considerada “la mejor instalada en las zonas suburbanas de nuestra Capital”. El diario destacaba la obra, sus proporciones y sencillez, “merced al espíritu emprendedor y laborioso que caracteriza a sus propietarios José, Rómulo y Abel Vignoli” El mismo artículo enfatizaba la trayectoria en espectáculos públicos de “José Roveda”, autor del proyecto y director de los trabajos de la construcción. Por esta nota sabemos que Federico Valle instaló el equipo proyector cinematográfico, Poles Sartori & CIA., tuvo a su cargo la construcción del hormigón armado, las butacas fueron provistas por la firma Juan Zaccheo, la herrería artística estuvo en manos de Olivetta & Tuozzo, la escenografía fue creación de artista Pedro Calza, las instalaciones eléctricas fueron realizadas por José Meliante, las labores de marmolería por Constante Belleri y José M. Dianti, acreditado vecino mayorista en materiales de construcción. En la foto se puede apreciar el imponente frente del edificio de la época, y al costado la Chocolatería, que se inauguró para ese entonces en el lugar donde antes funcionaba un copetín al paso propiedad del Tano Ributtini, personaje del barrio que vivía en la hoy Timoteo Gordillo y Ramón L. Falcón. Otro aspecto interesante a destacar es que para esa época la manos en el transito eran al revés de las actuales, las que se modificaron a partir del año 1945. También se puede apreciar el cantero central y del empedrado de la calle Rivadavia.
El Capitolio fue un típico cine de barrio y por el pasaron los mejores artistas y películas del momento. Sus cuatro funciones tenían los siguientes horarios: 1º Sección 13:30 Hs, Sección Especial 16:15 Hs, Sección Vermouth 17:15 Hs y Sección Ronda 18:30 Hs.
Recordemos por un instante que en sus instalaciones entre tantas películas se proyecto la película “Tango”, primera película sonora Argentina al mismo tiempo que en los principales cines céntricos y actuaron figuras como Carlos Gardel, Tono y Gogó Andreu, Hugo del Carril, o se transmitieron por Radio El Mundo, los bailes de Carnavales con las orquestas mas importantes del momento con la presentación de personalidades como Jaime Font Saravia o Juan Carlos Thorry entre otros.
Me parece mentira estar escribiendo éstas líneas y al caminar hoy por nuestras calles ver con asombro que ni un solo cine y teatro como los de antaño han quedado en pie, ahora solo nos conformamos con las minúsculas salas del Shopping Liniers.

EL BIOGRAFO DE LOS GARAVANO

Si bien la cinematografía es el arte de componer y representar escenas aplicando el fenómeno de la persistencia de imágenes y sincronizando el sonido y la imagen, debemos reseñar que también ha sido el artífice de haber creado una nueva sensibilidad pública al fomentar la cultura y servir de vínculo entre la historia y la tradición.
Los primeros trabajos del cine Argentino tienen correspondencia con el teatro de la época, relacionando estrechamente el cine y el teatro.
En 1910 llega el Biógrafo a Liniers de la mano de la Familia Garavano. Recién había asumido como Presidente de la Nación Roque Sáenz Peña, se inauguraba en diciembre la Basílica de Lujan y se ponia en marcha el ferrocarril entre Mendoza y Chile.
Por esos días la figura clave del Cine Nacional “José González Castillo”, importante autor de teatro con más de 85 obras, que trabajaba en la “Casa Glucksmann”; importadora de películas, donde entre otras cosas traducía los carteles de las películas y tuvo la percepción de que se venía el cine descubriendo la relación entre la gente y los medios.
Años atrás en lunfardo le decían “Biógrafo”, - de ahí el titulo de esta nota - pero en realidad éste término debía ser aplicado al escritor dedicado a escribir vidas particulares; pero la tradición popular así lo bautizó por largos años.
Liniers como cualquier Villa comenzaba a poblarse y tenía una incipiente vida propia, en tal circunstancia no extrañó que necesitara de un espacio de encuentros.
Así llegó a Liniers “EL BIOGRAFO DE LA FAMILIA GARAVANO”. Por aquellos años la nueva industria comenzaba a crecer y como tantas otras cosas también llegó a éste “Pueblo de Frontera“.
Los pequeños volantes hechos a mano en donde se informaba de tal acontecimiento, resaltaban “GRAN ACONTECIMIENTO EN LINIERS LLEGÓ EL BIÓGRAFO”.
En Rivadavia casi esquina Murguiondo se ubicó el primer cine.
La sala tenía una dimensión de 48 m² - lugar de 3 habitaciones de 4 x4 - y una sala que daba a la calle en la que se instaló un café; todo este novedoso emporio cinematográfico y de encuentro era conocido en la zona como “El Café y Biógrafo de Garavano”.
Así se construyó uno de los primeros pasos de la cultura lugareña, pues se asistía los sábados y domingos a encuentros de familias vecinas, formándose animadas tertulias, donde se ponían al día con las novedades y se formaban nuevas relaciones tras la “Vuelta del Perro” por los andenes de la histórica Estación Liniers.
Al investigar estos hechos, algunos memoriosos vecinos recuerdan por dichos de sus antecesores las películas de serie cuyos suspensos mantenían en vilo a la concurrencia, cuando el entrecortado suspiro los volvía a la realidad anunciando el “VEA EL PRÓXIMO EPISODIO EN ÉSTA SALA”.
Así se daba lugar al obligado comentario que se hacía durante la semana opinando y soñando con los posibles desenlaces.
El precio de la entrada era de 0,30 centavos y en el intervalo de la función los dueños del Biógrafo oficiaban como Mozos del Café, sirviendo a los asistentes en unas tazas blancas un capuchino o en un simpático plato dos masas a elección, todo incluido en el valor de la entrada.
Los nombres de Pola Negri, Eddie Polo; Harry Carey; William Hart, “Cayena” y Tom Mix, motivan al eterno recuerdo de la historia del cine.
También rememoran que en más de una ocasión, cuando se interrumpía la continuidad de la película, por un desperfecto técnico o por un corte obligado, se producía el clásico grito de “cuadro...”, seguido del pataleo de los parroquianos.
Destacamos por último el paso por el barrio y en el Cine de los Garavano del Dr. Juan B. Justo un domingo de septiembre de 1917, quién ofreció una conferencia organizada por el Partido Socialista a sala llena.
Había comenzado en el barrio una nueva etapa. Los vecinos ya tenían un nuevo lugar de encuentro que competía con los por entonces almacenes de ramos generales y tertulias callejeras.

miércoles, 7 de octubre de 2009

SCANDROGLIO, ADOLFO: “EL PATO”


Hace pocos días nos asombrábamos, cuando la televisión nos mostraba en directo, como un trozo del auto que piloteaba Rubens Barrichello, durante las pruebas de clasificación del Gran Premio de Hungría impactó en la cabeza del piloto brasileño Felipe Massa mientras manejaba a 230 Km./h.
Esta circunstancia me llevo a recordar que el barrio de Liniers aporto al deporte de los fierros un ilustre y recordado piloto.
Estoy hablando de SCANDROGLIO, ADOLFO: “EL PATO”: Nacido el 19 de septiembre de 1917 en Fonrouge 254.
Año en que EEUU, ingresa a la primera guerra mundial, se produce la revolución bolchevique y gobernaba en su primera presidencia Don Hipólito Irigoyen.
“El Pato” encontró rápidamente su vocación: ser un hombre de los fierros. Proveniente de la primera familia de mecánicos en Liniers.
Su padre, César Scandroglio, rindió el examen de manejo frente al entonces director de Tránsito de la Ciudad de Buenos Aires, Jorge Newbery. (Aquel ingeniero que habiéndose recibido a en EEUU, regreso a la Argentina para volcar su experiencia en su país de nacimiento, además de haber sido campeón de natación, esgrima, remo, como deportista practicaba atletismo, rugby, fútbol y automovilismo y famoso por su actividad en la aviación).
Su madre, Doña Estefanía Madama, era conductora de automóviles a palanca. Sus hermanos, Demetrio, Amelia, Nélida y César, apoyaron con entusiasmo su vocación por el automovilismo.
En el taller de Fonrouge en el año1937, se empezó a diseñar el automóvil: un motor de avión Fiat “A” 12 bis, con 320 HP, 1800 revoluciones por minuto y 21 litros de cilindrada, montado en chasis Minerva de origen Belga, dio a luz el auto de competición. Las características del auto sólo posibilitaban un circuito para semejante potencial: las 500 Millas de Rafaela.
El debut fue en 1940 y clasificó en el sexto puesto. La segunda Guerra Mundial paralizó unos años su actividad pero no la ilusión de volver a correr.
El 7 de octubre de 1947 corrió su segunda carrera, pero tuvo que abandonar al romperse el tanque de nafta.
En la tercera carrera, siempre en las 500 Millas de Rafaela, finalizó en el quinto puesto. En la foto se observa cuando Luis Brosutti le entrega la distinción obtenida.
Rafaela y sus 9 kilómetros en 1949 fue un momento de gloria y dolor. En la primera vuelta batió el récord de velocidad del circuito a 181 kilómetros por hora. Al iniciar la segunda, trató de mejorar su anterior marca y sufrió un fatal accidente donde perdió la vida.
El Gráfico del 28 de octubre de 1949, con una tirada de 230.000 ejemplares, dijo de él: “Tarea amarga para este cronista y golpe rudo para el automovilismo deportivo. Scandroglio había buscado en los motores de elevada cilindrada y bajo régimen el camino que lo llevara a la conquista de altas velocidades. Se preparaba para el escenario rafaelino, para la única competencia de amplio circuito de tierra que va quedando. Una y otra vez ensayó sus esfuerzos por ese camino no muy común en la técnica, casi diríamos una expresión de un pasado, y ahora que esa lucha suya le acababa de brindar la satisfacción que comporta el haber marcado el mejor promedio, un accidente le quitó todo lo cosechado, incluso lo más preciado: la vida”
Recuerdan aun hoy los vecinos que cuando sacaba el coche para probarlo (previo permiso que debía obtener en la Comisaría 44) en la ruta a Cañuelas, las paredes de las casas retumbaban a su paso. Lo terminaron apodando “El Pajarón”, por su gran tamaño. Creo que el pato, ha dejado su marca en el deporte, pues nadie se recordara en que lugar pasaste tus vacaciones o que coche has tenido, pero aun pasando los años desde estas humildes y sentidas líneas recordamos a este hombre de Liniers que dejo sus huellas en aquellas calles las mayorías de tierra, como una muestra de su vocación.