viernes, 1 de octubre de 2010

BIBLIOTECA POPULAR JOSÉ HERNÁNDEZ




FELIZ 70 AÑOS



Aquí me pongo a cantar
Al compás de la vigüela,
que el hombre que lo desvela
una pena estrardinaria,
como la ave solitaria
con el cantar se consuela




Pensaba como iniciar esta nota, que tanto tiene que ver con el origen de nuestro barrio. A partir de la necesidad de levantar viviendas a raíz de la instalación de los Talleres Ferroviarios.

Por eso decidí arrancar por el año 1922, cuando comenzó a ejecutarse en Liniers el plan de viviendas económicas, luego conocido como las Mil Casitas, que comenzaron a ser entregadas en el año 1928, luego de innumerables peripecias.

Por entonces el barrio comenzaba a gestarse a raíz de las necesidades. Por eso no extrañó que diversas instituciones de bien público se establecieran a instancias de los vecinos, ocupados y preocupados por pertenecer a un barrio que mereciera ser vivido.


Así, en una de esas entrañables mil casitas, comenzó a funcionar hace 70 años, un espacio cultural en donde todos los días, al abrir sus puertas, podemos ingresar a los mundos más diversos del conocimiento.

La voz biblioteca (del griego βιβλιοθήκη biblion = libro y thekes = caja), puede traducirse desde un punto de vista estrictamente etimológico como el lugar donde se guardan los libros.

En la actualidad esta concepción se ha visto hace tiempo superada para pasar a referirse tanto a las colecciones bibliográficas como a las instituciones que las crean y las ponen en servicio para satisfacer las demandas de los usuarios.

Mucho podríamos hablar desde el punto de vista profesional e histórico sobre el ordenamiento administrativo y los servicios que a lo largo de la historia de la humanidad han brindado aun en sus orígenes cuando solamente eran una suerte de archivos.

Atrás quedaron las bibliotecas legendarias, como la Biblioteca de Alejandría o la Biblioteca de Pérgamo, que se crearon con la voluntad de reunir todo el conocimiento social de su tiempo y ponerlo a disposición de los eruditos. Claro que también hay que recordar los sacrilegios históricos de las destrucciones, con el fin coartar opiniones y esconder conocimientos.

Pero hoy quería centrarme en la “La Biblioteca Pública José Hernández”, ubicada en la calle Boquerón 6753, que fue inaugurada oficialmente el día 3 de setiembre de 1940, por el entonces Intendente Municipal, Sr. Goyeneche, siendo Presidente de la Nación Roberto M. Ortiz.
El acto de inauguración resultó muy emotivo, pues era la primera vez que en nuestro barrio se instalaba una biblioteca popular y pública.

A la inauguración asistieron, además de representantes de Instituciones Culturales y Fuerzas Vivas de la zona, el por entonces Secretario de Hacienda y Administración Dr. José María Sáenz Valiente.

Luego de entonar el Himno Nacional, Izar la Bandera y destacar la vida y la obra de José Hernández, se dio por iniciada las actividades.
Desde entonces, muchos de nosotros hemos sabido llegarnos y encontrar dentro de ese espacio lo necesario para poder cumplir con los mandatos escolares, o simplemente para leer algún libro que nos interesara.

A lo largo de los años, la biblioteca siguió la suerte de los vaivenes políticos e institucionales del país, pero nunca dejó de prestar sus servicios.

El 19 de diciembre del año 2000 fue nuevamente remodelada y reinaugurada, respetando su diseño original con la presencia de la Directora General de la Dirección del Libro y Promoción de la Lectura, dependiente del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires Sra. Manuela Fingueret.
La pujante entidad de Liniers, cuenta en la actualidad con más de 4.000 socios y su contenido bibliográfico ya supera 15.000 volúmenes, abarcando todas las áreas del saber intelectual.

Además está provista con computadoras con conexión a Internet con el fin de servir a los asociados y conectarse a otras bibliotecas en red con la intención de manera de poder compartir la información.

A partir de mediados de enero del año 2007, se iniciaron algunas reformas en planta baja, consistentes en el remplazo de pisos, pintura general, arreglos en la entrada y el jardín entre otras, la que fueron posibles realizarlas gracias al apoyo de algunos vecinos y que quedaron habilitadas a partir del 15 de marzo de ese año, cuando la biblioteca reanudo sus actividades con las mismas ganas y las obras terminadas.

Para ese entonces la responsable de la atención es la bibliotecaria Sra. Gladis Cuevas de Cancio, que junto a Eduardo Orona, Ana Nieto, Cecilia Deanne, Norberto Barroso, guiaron los destinos de la entidad hasta mediados del año pasado, cuando se hizo cargo la actual Bibliotecaria Beatriz Paniagua secundada por Rosana Bogado y María DicK Vargas.

Aunque la biblioteca de Boquerón como tantos la conocen, atiende de lunes a viernes de 10 a 17 horas, el sábado 11 de setiembre también abrirá sus puertas a partir de las 15 Horas, para celebrar con todos sus vecinos los 70 años de trayectoria.

Para eso, la Murga “Los Pispiretas de Liniers”, convocará a los vecinos a sumarse a la fiesta del aniversario organizada por la Direccion General del Libro y Promoción de la Lectura, una vez dentro, los presentes podrán apreciar la muestra plástica colectiva de “Arte, al aire libre”, a cargo de la red de lectura de la Comuna 9 “Atrapalabras”, y las esculturas caricaturescas en miniatura realizadas en papel mallé, que presentará la artista plástica Carla Lentini, Docente de la Corporación Sarmiento. Por su parte, los vecinos Eleonor Aquino, Ricardo Giuzio, Domingo Lentini y Valentín Espinosa relatarán pasajes de sus vivencias como lectores y vecinos de la Biblioteca.

A quienes aseguran que a diferencia de otras casas sus ruidos nocturnos se compadecen con los pensamientos y discusiones de los fantasmas de Cortazar, Cervantes, Platón, Kafka, Sastre, Borges, Nietzsche, Maquiavelo, Sócrates y Agatha Christie que salen de sus estantes para discutir sobre sus escritos.

Me imagino entonces a Maquiavelo, hablando con Sócrates o a Cortazar con Borges o a Platón con Aristóteles, o murmurando sobre las cosas del pasado, el tiempo transcurrido y la forma de educar a la juventud de estos días.

La biblioteca nos ha dejado esas marcas buenas de la niñez, y en especial esas que nos recordarán los crujidos de sus pisos y el olor de sus libros que si bien no enseñan todo, podemos certificar que leerlos no hace daño y que son capaces de transportarnos en primera clase por el maravilloso mundo de la imaginación. Felicidades Biblioteca José Hernández y que cumplas muchos más.