sábado, 10 de noviembre de 2012

Una historia de desencuentros

la web algunas veces te hace pensar 

 
  
Observaba con éstas cosas de la computación la cantidad de carteles y mensajes que los usuarios de ambos sexos y edades que colocan y/o cuelgan en sus páginas.
Frases celebres, refranes populares, profecías incumplidas, algunas anónimas otras recordando a Mafalda, Nietzche, Chaplin, Bach u otros personajes, libros de auto ayuda... etc.,  empiezan a circular por la Web.
 
Así que me preguntaba si deberíamos seguir repitiendo como loros algunos de esas verdades y experiencias de otros, que muchas veces no se adaptan a nuestra vida, o en realidad para aquellos que la utilizan les sirven para iniciar un pensamiento positivo en el camino de la vida.  
Estuve repasando solamente algunas que me llegaron estos días.
  • Eres el arquitecto de tus sueños…, mira bien lo que construyes.
  • La inteligencia intelectual de un hombre se mide por la dosis de humor que es capaz de utilizar. 
  • El cuerpo grita…, lo que la boca calla.
  • No uses algo como la venganza, solo siéntate y espera.
  • Aquellos que te hieren suelen destruirse a ellos mismos.
  • La realización de un sueño es el premio dado a aquellos que descubrieron su grandeza a través de sus esfuerzos.
  • Nadie te puede hacer sentir inferior sin tú consentimiento.
  • La originalidad es la única cosa cuya utilidad no pueden comprender los espíritus vulgares.
  • El valor de las cosas no está en el tiempo que duran, sino en la intensidad con que suceden.
  • No hay que llorar por lo que se fue. Hay que abrir los brazos y recibir lo que viene.
  • Si el tiempo siempre pasa, que pase mientras hago algo productivo.
  • Habla de mi vida cuando la tuya sea un ejemplo.
  • Ninguna meta es imposible, solo hay algunos caminos más largos que otros.
  • El que puede cambiar sus pensamientos, puede cambiar su destino.
  • Si quieres ser ave vuela, si quieres ser gusano arrástrate, pero no grites cuando te aplasten.
  • No porque exista el perdón, la gente tiene derecho a dañarnos las veces que quiera.
  • La vida es una obra de teatro que no permite ensayos, por eso canta, ríe, baila, antes que bajen el telón sin aplausos.   
  • No queramos cambiar el mundo, solo basta con cambiar nuestras malas costumbres que lo afectan negativamente.
Y así muchos más, pero me llamó mucho la atención en un muro uno que decía “Ámate lo suficiente como para saber que cuando alguien no te quiere debes continuar y seguir adelante.
Supuse al principio si era ella la destinataria de la frase o en cambio le estaba informando sobre el tema a otra persona, sobre el fin de sus sentimientos.
Hurgando en lo que se puede observar en Facebook era una página que solo decía mujer, con una foto de presentación, que no sabía si era real.  
Me llamó tanto la atención que decidí enviarle una solicitud de amistad, con la esperanza que me aceptara e investigar en lo posible el porqué de tal reflexión.
Hubo de pasar muchos días hasta que fui aceptado. Nos presentamos a través de los mensajes privados con el fin de no herir susceptibilidades ni caer en situaciones desagradables.
Nuevamente la tecnología nos dio la oportunidad, de avanzar en el conocimiento mutuo, intercambiamos correos y nos empezamos a comunicar a través de Skipe. Al principio solamente a través de la voz y más tarde avanzamos en el conocimiento con video.
La historia era más o menos conocida, una relación terminada y la herida que una de las partes sentía que la alcanzaba.  Las culpas no eran mutuas, eran solo direccionadas al otro participante.
Poco a poco iba descubriendo, en apariencia, parte de una historia no diría intrigante pero si interesante.
Eso de indagar sobre la mente de otros, siempre me llamó la atención. Así que dentro de lo que poco a poco me permitía la nueva amiga de la Web, seguía adelante. 
Entre cada conversación imaginaba el resentimiento que tenia a quien decía quería, pero no decía que amaba.
Busque en el diccionario de la calle obteniendo una conclusión “el querer es necesitar, pero amar es mucho más”.
Así que el fanatismo o apasionamiento aún por una buena causa siempre es malo, pues entonces hay leales y traidores, en éste caso por sentimientos encontrados.
Traicionando lo que alguna vez critiqué de las personas que habitualmente citan pensamientos de otros, esta vez utilizaré uno del Licenciado Gabriel Rolón que dijo “Si algo ha venido a descubrir el psicoanálisis es la existencia del inconsciente, lo que hace que debamos reconocer que siempre estamos atravesados por algunas ambivalencias, que queremos y no queremos la misma cosa. Que deseamos algo pero nos decimos que está mal.
En las cuestiones del compartir la vida, si la zaranda de la relación tiene un final espinoso,  sus integrantes no magnifican el tiempo feliz y menos el de intentar recapacitar sobre los motivos de haber perdido ese maravilloso caramelo con sabor a miel.
Así llegue a la conclusión que callar es de sabios, amar es de humanos, llorar es de valientes y perdonar es de humildes.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Encuentro de un viaje inesperado

ENCUENTRO DE UN VIAJE INESPERADO

Días atrás había recibido una citación del consorcio del departamento de Mar del Plata, pues querían hacer unos arreglos en el edificio y necesitaban que todos los dueños se hicieran presentes.
Al llegar a la Terminal de Micros, hube de enterarme, una vez más, que debido a una protesta de los empleados, el servicio estaba interrumpido hasta nuevo aviso.
Ante el inesperado inconveniente, me acerque a la Estación de Constitución y luego de sacar el pasaje, me apreste a tomar ubicación.
El asiento que me correspondía estaba ocupado por una señora y su hijo, quien amablemente me pidió cambiar de ubicación, a lo que accedí con agrado.
Luego de ordenar la maleta en el portaequipaje saludé a mi ocasional vecina, recliné el asiento  y me dispuse a leer el libro elegido que me acompañaría en el trayecto.
Había pasado una hora de la partida y el tren se detuvo por segunda vez, el guarda nos informó que un desperfecto en la máquina demoraría la llegada a la Costa.
Esa situación y los comentarios de rigor, fueron las primeras palabras que intercambiamos con la ocasional compañera de penurias. Aprovechamos para presentarnos, Patricio es mi nombre, ella se presentó como Verónica.
Era una mujer de unos 40 años, bien parecida y por lo poco que pudimos conversar se notaba agradable.
La espera sirvió para que la charla se extendiera, así que luego de más de ocho horas, al llegar a destino convinimos en continuar la conversación al otro día a las siete de la tarde en la Confitería Boston.
El encuentro duró más de lo previsto, la noche estaba opacando el día, así que me pareció amable invitarla a cenar.
Nos dirigimos hasta uno de esos restaurantes ubicados en la calle San Martín y compartimos una velada más que interesante.
La acompañé hasta el hotel donde se hospedaba, ya que en la mañana tenia que recorrer una serie de negocios, pues era la representante de una importante marca de mallas.
Antes de retirarme pregunté si por la noche nos podíamos volver a ver y aceptó el ofrecimiento. Detrás de esa invitación se escondía la causa, escudriñar esa personalidad tan intrigante y saber que había debajo de esa piel.  
Esa noche cavilaba sobre el ocasional encuentro y las charlas intimas que habíamos compartido.  
Detrás de esos grandes ojos y la sonrisa encantadora, como buena vendedora, demostraba una personalidad que me intrigaba.
La impresión recibida en el tiempo que compartimos la presentaba como una mujer dual. En una predominaba la pasión arrolladora temporal, la otra menos expuesta, la posibilidad de formar una pareja estable.  
Me llamó mucho la atención argumentos y posiciones en cuanto a la vida. Había estado casada tenía tres hijos, y luego de un tiempo decidió divorciarse, pues la monotonía en la relación la agobiaba.  
Era una persona muy particular, yo diría especial.
En más de una oportunidad confundía sexo con hacer el amor. Creo que el sexo estaba en sus entrañas y cada tanto lo resolvía en las sabanas de un hotel alojamiento con algún caballero circunstancial, pues eso era lo que a ella le servía.
El servía lo utilizaba como dos acepciones servir de utilizar  o servir del servicio de fecundación a la hembra, situación que manejaba con absoluta habilidad.
Pese a todo pensaba que si esa soledad, era la responsable de la falta de amor o de algún amor no correspondido.
Pedía honestidad situación esta que no se correspondía con sus actitudes, pese a no tener pareja.
Aprovechando el tiempo  entre la reunión del consorcio y el nuevo encuentro, me dispuse a caminar un rato por la arena y deleitarme del mar.
Que diferente es la vida cuando disfrutas del tiempo sin obligaciones inmediatas, observaba a una pareja de ancianos tomados de la mano,  una mujer paseando a su perro, una gitana ofreciendo adivinar  el futuro, jóvenes trotando por la arena y al girar la cabeza sobre la avenida se observaba otra vida.
Personas ataviadas de traje con paso apurado, alienados esperando ganarle al tiempo.  
Cuantas vidas y que bien diferentes de transitarla, pensaba si  las circunstancias son las que nos llevan a ser como somos   o si desde nuestra esencia  determinamos el destino y la forma de caminar la vida.
Así fue pasando el tiempo hasta que llegó la hora del encuentro.
Cuando la vi llegar su prestancia y forma de caminar me impactó, mi conciencia se abrumó.
Pero mi cabeza estaba clara, no me quería convertir en uno más de su lista, no quería que mis escrúpulos hicieran de ella una más de las mujeres que se cruzaron en mi camino, pues yo también había engañado sin el menor asombro de escrúpulos.  
La cena había terminado y aún la noche estaba en pañales, así que comenzamos a caminar por la rambla.
Por un instante el silencio nos invadió percibí que ignoraba mi presencia, aproveche entonces en repasar algunas de sus expresiones las cuales no sabía si eran declarativas o reales.
“A veces, cuando renuncias a alguien, no es porque no te importe, sino porque te das cuenta de que no le importas. Detrás de una sonrisa, hay una historia que nunca entenderías. Lo peor de todo es que tratan de sanar las heridas cuando ya están las cicatrices”.
Ya habíamos caminado bastante y la noche nos estaba cubriendo con su manto. La acompañé hasta el hotel y quedamos en volvernos a ver al regresar a Buenos Aires. Un beso en la mejilla fue la despedida.
Debo decir que la espera se me hizo interminable, en el regreso a casa imaginaba el futuro encuentro, sobre que podría pasar, si me iba a mantener en mi postura de saber el interior de sus pensamientos o si terminaríamos en algún hotel alojamiento.
La noche anterior al encuentro casi ni pude dormir, los nervios afloraron como en la primera cita en mi juventud.
Esa mañana de sábado me levanté temprano, fui a la peluquería, me afeité y elegí especialmente la ropa que luciría esa noche.
La pasé a buscar por su casa, noté como nunca antes, el brillo de sus ojos claros y las mejillas rosadas que se confundían con la luz de la noche.
El beso de bienvenida junto al roce de los labios por mi mejilla fue impactante.
Luego de las palabras de rigor elogiándola por su presencia, elegimos un restaurante donde la intimidad se imponía.
Durante toda la cena nos mirarnos a los ojos y decidimos enamorarnos. El silencio otorgó, la sonrisa confirmó y la mirada habló.
Han pasado algo más de nueve años, lamentablemente ella ya no está, pero aún conservo en mí, sus labios y aquella primera cita. Mi recuerdo a la persona con la cual conocí el amor en serio.  A veces, las malas decisiones nos llevan a los lugares correctos.

La Copa Rota


 La Copa Rota

Ese día me había demorado pese a que el despertador sonó en el horario habitual, seis de la mañana.
Esos cinco minutos de fiaca, se convirtieron en casi media hora, así que el apuro se apoderó de mí.
Al salir de casa advertí que lloviznaba, así que apuré el paso, para tomar el colectivo que me transportaría al trabajo.
A diferencia de otros días y pese al mal tiempo, éste llegó a horario y para sorpresa encontré un lugar donde sentarme.  
Así que esta historia se desarrolló en el tiempo, con la que compartí el viaje con aquel hombre, que había subido delante de mí.
Por el aroma de su perfume importado, su vestimenta y el caro reloj que lucía,  no eran de las personas que habitualmente estaba acostumbrado a ver en ese horario.
Al partir mi novia me llamó al móvil en un horario no habitual, el llamado me sorprendió y al parecer mi contestación no debe haber sido muy buena.
Así que esa situación y el tiempo dieron por iniciada una conversación y la presentación.
Era Pedro, que ese día tomaba el colectivo pues su coche lo había dejado en el service.
La conversación fue tomando cuerpo, así me convertí en la oreja de un relato, que acompañé con un silencio protector y cómplice.
Yo me dijo, tengo todo lo que un ser humano anhela, casa, coche importado, un trabajo más que importante, viajes por el mundo, una buena cuenta bancaria, pero luego de unos cuantos años entendí, lo malo de callar lo que sentimos y el riesgo de perder lo que queremos. “Supuse palo para mi gallinero”.
Por si te sirve te voy a contar una historia de juventud.
Vivía en un barrio del conurbano y  recuerdo que los domingos cortaba el césped del jardín de mi casa, con la excusa de ver pasar a una joven que con toda naturalidad, pasos cortos, gracia y llena de vida, pasaba con su bolsa luego de comprar en la panadería.
Iban pasando los días y pese a que nos mirábamos no me animaba a entablar una conversación.
Un día en la iglesia del barrio luego de la misa de las once, al salir volvimos a cruzarnos entonces fue la primera vez que me animé a saludarla.
Esa semana fue un suplicio, esperaba verla pasar nuevamente rumbo a la panadería,  hasta había ensayado el saludo y como comenzar una conversación, pero no se produjo el tan esperando encuentro. Una vez más me sentía acongojado. 
Aquel sábado los curas habían organizado una quermese para recaudar fondos, así que todo el barrio estaba colaborando.
Grande fue mi sorpresa al verla llegar. La angustia, falta de experiencia y vergüenza me hicieron esconderme junto a unos amigos que andaban por allí. Era incomprensible tanta torpeza.
La observaba de reojo, esos cabellos rubios hasta el hombro y el vestido acampanado floreado me incentivaron para dar ese paso que tanto ansiaba.
Esa primera charla fue el detonante de que el corazón se paralizara. El amor había entrado en por la puerta grande. La ilusión del amor se había hecho presente.
A esta altura, lo observaba en silencio, notando como su cara se transformaba ante el relato.
La primera sita fue un domingo a la hora de la siesta  a escondidas. Me parecía haber tocado el cielo con las manos y el primer beso.  
En las eventuales llamadas de teléfono, imaginaba el lugar donde estaba, sus sentimientos y un futuro juntos.
Pero cierto día un familiar nos vio de la mano en una tarde de pleno verano, suficiente causa para que sus padres determinaran que yo no era un partido apropiado, razón por la cual todo terminó, sin hablar sin despedirnos sin nada.
Hube de enterarme por conocidos  de que la habían enviado en un viaje a Italia.
Había pasado un tiempo y en una oportunidad en unos de esos bailes de carnaval,  la vi junto a un muchacho. Mas tarde en la puerta de un negocio de ropa la volví a ver, pero nuevamente el amor me paralizó,  una vez más dejé pasar la oportunidad.  Nunca  más supe de ella.
Busque infructuosamente saber algo de su vida, aunque más no sea desde el anonimato pues conocía gente vinculada a su familia, pero las puertas una vez más se cerraban.
La historia quedó en el recuerdo, como una triste experiencia del amor de juventud, pero esa llama nunca se apagaba.
Terminé mis estudios universitarios,  forme una bella familia, conseguí casi todo lo que ambicionaba, pero la historia y el deseo de volverla a ver y saber algo de ella me perseguía.
A esta altura de mi vida nada era como antes, sabía bien lo que quería, nada me amedrentaba, no dejaba pasar ninguna oportunidad ya no era ese joven temeroso, aun así ese pasado que había dejado escapar me confundía.
Cada tanto volvía a los lugares que en nuestra juventud habíamos transitado, regrese a la iglesia y a la misa de once, recorrí las calles pero nuevamente el destino me cerraba las puertas.
La modernidad y los adelantos de la comunicación me posibilitaron ubicarla, estaba decidido en esta oportunidad de no fracasar, volverla a ver, saber como le había tratado la vida y confesarle mis recuerdos.   En ese momento el colectivo frenó bruscamente pues unos coches habían chocado delante nuestro, ese acontecimiento suspendió el relato.
Por un momento recordé algo de lo que alguna vez leí de Cortazar que algo así decía:  “Amor mío, no te quiero por vos ni por mí, ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía…”  Así que pensaba cuanto de Ego tenia su historia.
Pasado el momento las cosas volvieron a la normalidad, pero ya Pedro tenía que bajar y solo atinó a decirme, cuando la encontré escuche nuevamente su voz,  los años habían pasado para ambos pero en mi interior seguía siendo aquella niña y el primer beso, otra vez el corazón se me paralizó, pero sabes  una cosa: “ella ni se acordaba de mí”. Que al Pedo la recordé siempre, bueno Chau…
Entonces me repetí varias veces aquello de…. El que vive de ilusiones, muere de decepciones.