CON EL BARRIO DE LINIERS
COMO SEÑAL DE IDENTIDAD
La figura del periodista Edgardo Román Gilabert, al amparo de su
entrañable geografía barrial
No caben dudas, Edgardo Román Gilabert es un
linierense de pura cepa: amante de su barrio de toda la vida, hincha de Vélez y
-sobretodo- un amigo con el que he compartido una buena parte de mi historia.
El paisaje de Liniers es parte de su ADN. Edgardo nació en Acassuso casi
esquina Larrázabal, el 26 de diciembre de 1934, y tal como él mismo asegura,
modestamente, su llegada fue un regalo de navidad para toda la familia.
Y si
hablamos de su familia resulta imposible no mencionar a su padre, Antonio
Gilabert, un verdadero prócer del barrio, al cual dedicó casi toda su vida a través
de su abnegada y desinteresada participación en diversas instituciones de bien
público.
Fue presidente de la ya desaparecida Sociedad Cosmopolita de Liniers,
primera entidad mutual en formarse allá por el año 1905; presidente del club
Santiaguito (tal como varios conocen al Santiago de Liniers) de Caaguazú y
Oliden, por espacio de 30 años; y presidente de la Cooperadora de la Escuela
José María Torres, entre otros espacios que supieron de su generosidad.
La
madre de Edgardo - y esposa de Antonio - fue Delia Faquetti, encargada de las
tareas domésticas y eslabón fundamental de esta familia, que además integraban
los hermanos de Edgardo: Marcelo (químico de profesión), Norberto Jorge
(médico) y Helida Hilda (o cariñosamente "la Negra").
Pero volviendo
al protagonista de esta nota - que jamás se alejó del barrio que lo vio nacer -
supo hacerse popular como periodista deportivo en Radio Rivadavia, integrando
el mítico equipo de José María Muñoz.
Además, se desempeñó durante 20 años en
Cablevisión y Canal 2, con su programa "Compac Deportivo" y en el
noticiero diario.
Su extensa trayectoria profesional lo llevó a ser considerado
por la prensa como el mejor relator de básquet del país. Muchos aún hoy lo
llaman "la voz del básquet". Entre otros ciclos en los que brilló, se
destaca el programa que condujo junto a Ricardo Arias por LR4 Radio Splendid:
"Entre las Sogas y el Tango", en el que cada sábado transmitían desde
el Luna Park las memorables peleas de otros tiempos, con boxeadores de la talla
de Nicolino Locche, Carlos Monzón, Víctor Galíndez, Goyo Peralta, Miguel Ángel
Castellini y Horacio Acavallo, entre otros.
Desde hace casi cinco décadas está
casado con Mirtha Susana Díaz, su fiel compañera de la vida, con quien coronó
su amor con la llegada de sus dos hijos: Adrián Edgardo (Lic. en Marketing) y
Marcela Susana (actriz).
A medida que va transcurriendo la charla, como en
cualquier encuentro de amigos, inexorablemente surgen los recuerdos de la
infancia. Y entonces habrá tiempo para evocar sus años de jugador de fútbol
(llegó a jugar en la Tercera) y de básquet en Vélez, y sus andanzas como actor
en la compañía del Departamento de Cultura de Vélez allá por la década del 50
(que dirigían Hilda Bernard y Ricardo Lavié).
Pero también aparece el recuerdo
de la inoxidable calesita de Don Luís, en su ubicación original, de Ercilla y
Larrazábal, a pasos de la garita que se levantaba justo en la esquina, los
célebres carnavales en Rivadavia y Montiel, los bailes de Vélez, las populosas
clases de baile folclórico, donde la juventud femenina abundaba y en donde
conoció a su esposa, hace más de 52 años; y su actividad en el otrora Banco
Crédito Liniers, como responsable de la publicidad, entidad a la que llegó
junto a su entrañable amigo Ricardo Bloise, de la mano de Víctor González.
Pero
entre tantas historias y recuerdos compartidos, la mayoría con la inconfundible
escenografía de su barrio, se abre paso el presente, que desde hace más de diez
años lo muestra produciendo y conduciendo el ciclo "Liniers un barrio con
Historia", que se emite todos los domingos de 12 a 13 por Radio Porteña
(AM 1530) Cadena Eco.
Como para no perderle pisada a la sana costumbre
familiar, de tomarle el pulso y ponerle el hombro a Liniers y sus vecinos.
Más
allá de los cuatro juegos olímpicos y los cuatro mundiales de básquet que lo
tuvieron como figura excluyente del periodismo, hoy sus días están invadidos
por el cariño de sus cuatro nietos: Juan Bautista y Juan Augusto, hijos de
Adrián, y Miranda y Milena, hijas de Marcela. Vayan estas líneas como un justo
reconocimiento a alguien que desde las calles y pasajes de su querido Liniers,
aún hoy, a los 77 años, continúa trabajando y ocupándose con el mismo
entusiasmo, por las inacabables cosas de barrio.