lunes, 1 de octubre de 2012


UNA ABUELA QUE NOS DEJA
CON LA BOCA ABIERTA
Holandocorrentina Toda la simpatía de Hermita, junto a su hija Susana
 
Desde hace más de tres décadas, Hermita Luxen le pone sabor a los almuerzos de muchos linierenses
A sus 73 años, y desde hace algo más de 30, Hermita Luxen -descendiente de holandeses y oriunda de la provincia de Corrientes- se ocupa y preocupa de las comidas que ofrecerá cada día en su local, a los habitantes del barrio de Liniers.
Así lo hace todos los días a partir de las 6 de la mañana y hasta las 8 de la noche. Empanadas caseras, tartas, ensaladas de distintas variedades, tortas caseras y otras tantas exquisiteces, conforman el menú que diariamente prepara en su negocio de Ramón Falcón, entre Cosquín y Carhué.
Pero la historia de Hermita comenzó hace muchos años en el barrio. Primero como empleada de la empresa Granix, que al retirarse del mercado le ofreció en compensación por sus servicios, seguir con el nombre y la venta de sus productos. Desafío que Hermita aceptó sin dudar.
Fue así que era habitual verla primero en su local de Ramón Falcón, al lado de la Librería Rubio y enfrente de la otrora zapatería de Ceseti; más tarde frente a la sucursal Liniers del Banco Credicoop, donde permaneció algo más de cuatro años, y desde entonces junto a su hija Susana (o simplemente, La Negra), en su actual ubicación.
Diariamente con una sonrisa, atiende a los vecinos y empleados de la zona, que concurren para hincarle el diente a lo cocinado en el día.
Actualmente sigue al frente de su negocio, pero con el paso de los años su vida se fue enriqueciendo aún más.
Hoy, sus tres nietas, Pamela -hija de Susana- y Victoria y Lautaro -descendientes de su otra hija, Liliana- se disputan su compañía. Claro que la pregunta de los chicos es siempre la misma: "abuela ¿hoy qué nos vas a cocinar?"
Siempre se dijo que las tradiciones y la comida, entre otras cosas, descubren el alma de la gente. Ha de ser por ello entonces que, pese a los vaivenes económicos y los años transcurridos en la actividad, el esmerado encanto de ponerle tanto amor a su tarea, le permite a Hermita seguir ofreciendo cada mañana los productos que bien merecen ser probados.

 

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