MEDIO SIGLO CON
EL PEINE, LA TIJERA Y EL SPRAY
Una vez más nos topamos con una historia, como si el barrio nos
sirviera en bandeja a sus personajes para que retratáramos sus andanzas en
estas páginas y les rindiéramos un merecido homenaje. En cada rincón nos
sorprende una vida llena de anécdotas, de gente que en el afán de superarse y
haciendo gala de la cultura del trabajo, fue forjando su futuro y aportando su
granito de arena para con el crecimiento del barrio.
Y en ese menú de historias en las que ninguna tiene gusto a poco,
aparece la de Juan Carlos Chiappalone, el peluquero que lleva casi medio siglo
de labor en Liniers.
Su historia empezó como tantas otras, de la mano de un emigrante
que llegó al país en busca de encontrar en América la paz y el trabajo que
Europa no ofrecía. Así fue que llegó su padre, Fernando, allá por el año 1949.
El mismo que trabajando como repartidor de soda por estos pagos,
en apenas dos años pudo reencontrarse con su familia. Porque en 1951, Catalina
Píccolo -su madre- viajó desde la ciudad de origen en Reggio di Calabria con
rumbo a Buenos Aires, junto a Juan Carlos, que por entonces contaba apenas con
9 años, y sus hermanos Pascual, Aldo y Teresa.
Tuvieron que pasar algo más de 50 años para que los
Chiappalone volvieran a tocar la tierra que los vio nacer, pues en ese viaje
del reencuentro los cuatro hermanos viajaron juntos al "paese" natal.
Pero hablemos de Juan Carlos, iniciado como peluquero con apenas
18 años en 1962, cuando dio sus primero pininos en la profesión en una
peluquería muy famosa en el ambiente artístico por entonces: "Creaciones
Roley". Allí conoció a estrellas como Mirtha Legrand, Gilda Lousek y
Graciela Borges, entre otras.
Pero una mañana de 1965, casi de casualidad comenzó a tejer su
historia en el barrio. Mientras viajaba en el colectivo vio un aviso
clasificado en el que pedían un "peinador en Liniers". Al día
siguiente, como le quedaba a 10 minutos de su casa se acercó por curiosidad a
la peluquería de Carhué al 200. "Cuando entré no podía creer lo que veía.
El local estaba abarrotado de gente y tenía un montón de empleados, pero además
los precios eran como los de Barrio Norte", cuenta Juan Carlos, que a
partir de ese día se convirtió en empleado de la otrora peluquería Elizabeth.
Allí comenzó a familiarizarse con el barrio, sus entrañas y los
recuerdos que mantiene vigentes a pesar del paso del tiempo. Y entonces enumera
los cines de antaño, la Blanqueada, las Mil Casitas y el fútbol con la Pulpo en
los pasajes.
En el año 1968 abrió su propio salón, primero en Tuyú casi
Rivadavia, pegado a la famosa fábrica de hielo de los Demarchi con la famosa
venta de hielo. Luego, en 1972 se mudó a Carhué y el pasaje el Trébol.
"Era increíble lo que trabajábamos. Venía gente del Centro incluso y los
sábados estábamos sin parar de 8 a 24", recuerda. En esa peluquería Juan
Carlos conoció a la que luego sería su esposa y madre de sus hijos (llevan algo
más de 38 años de casados), Alicia Salías, alias Andrea, como la conocen todos
en el barrio.
Hasta que en febrero de 1977 Andrea y Juan Carlos se
afincaron definitivamente en el local que se ubica en la plata baja del
edificio de Ventura Bosch al 7000. Y como un guiño del destino, el mismo día de
la inauguración de la nueva peluquería, recibieron la noticia del embarazo de
su primer hijo, que a la postre, extendería el legado familiar formándose como
estilista.
Diego tiene actualmente su propio salón en la esquina de
Larrázabal y Patrón, y Fernando -el segundo hijo del matrimonio- atiende el
suyo en Álvarez Jonte y Lope de Vega. Ambos se dedican al oficio familiar. La
única que cambió el rumbo fue Carla Andrea, que es docente.
Claro que hoy también tienen su espacio y tiempo sus cinco
nietos, Candela y Gael hijos de Diego, Antonella hija de Fernando, y Luana y
Schamil hijos de Carla.
Con el mismo entusiasmo de antaño, Andrea y Juan Carlos siguen
atendiendo a sus clientas, que aun provienen de diferentes puntos de la ciudad.
"Quiero agradecerle eternamente a todos nuestros clientes y amigos, que me
acompañaron en estos 50 años. Muchos de ellos ya no están, pero los recuerdo
con inmenso cariño", subraya Juan Carlos, que hoy ya es un verdadero
símbolo del barrio que lo vio crecer y afianzarse en su profesión.
Negocio de familia. Juan Carlos posa en el frente de su histórico local de Ventura Bosch 7054. Cita obligada de cada sábado para varias vecinas del barrio 23/05/2013 - La historia de Juan Carlos Chiappalone, uno de los peluqueros de mayor trayectoria en Liniers.