lunes, 24 de junio de 2013

MEDIO SIGLO CON EL PEINE, LA TIJERA Y EL SPRAY
 
Una vez más nos topamos con una historia, como si el barrio nos sirviera en bandeja a sus personajes para que retratáramos sus andanzas en estas páginas y les rindiéramos un merecido homenaje. En cada rincón nos sorprende una vida llena de anécdotas, de gente que en el afán de superarse y haciendo gala de la cultura del trabajo, fue forjando su futuro y aportando su granito de arena para con el crecimiento del barrio.
Y en ese menú de historias en las que ninguna tiene gusto a poco, aparece la de Juan Carlos Chiappalone, el peluquero que lleva casi medio siglo de labor en Liniers.
Su historia empezó como tantas otras, de la mano de un emigrante que llegó al país en busca de encontrar en América la paz y el trabajo que Europa no ofrecía. Así fue que llegó su padre, Fernando, allá por el año 1949.
El mismo que trabajando como repartidor de soda por estos pagos, en apenas dos años pudo reencontrarse con su familia. Porque en 1951, Catalina Píccolo -su madre- viajó desde la ciudad de origen en Reggio di Calabria con rumbo a Buenos Aires, junto a Juan Carlos, que por entonces contaba apenas con 9 años, y sus hermanos Pascual, Aldo y Teresa.
Tuvieron que pasar algo más de 50 años para que los Chiappalone volvieran a tocar la tierra que los vio nacer, pues en ese viaje del reencuentro los cuatro hermanos viajaron juntos al "paese" natal.
Pero hablemos de Juan Carlos, iniciado como peluquero con apenas 18 años en 1962, cuando dio sus primero pininos en la profesión en una peluquería muy famosa en el ambiente artístico por entonces: "Creaciones Roley". Allí conoció a estrellas como Mirtha Legrand, Gilda Lousek y Graciela Borges, entre otras.
Pero una mañana de 1965, casi de casualidad comenzó a tejer su historia en el barrio. Mientras viajaba en el colectivo vio un aviso clasificado en el que pedían un "peinador en Liniers". Al día siguiente, como le quedaba a 10 minutos de su casa se acercó por curiosidad a la peluquería de Carhué al 200. "Cuando entré no podía creer lo que veía. El local estaba abarrotado de gente y tenía un montón de empleados, pero además los precios eran como los de Barrio Norte", cuenta Juan Carlos, que a partir de ese día se convirtió en empleado de la otrora peluquería Elizabeth.
Allí comenzó a familiarizarse con el barrio, sus entrañas y los recuerdos que mantiene vigentes a pesar del paso del tiempo. Y entonces enumera los cines de antaño, la Blanqueada, las Mil Casitas y el fútbol con la Pulpo en los pasajes.
En el año 1968 abrió su propio salón, primero en Tuyú casi Rivadavia, pegado a la famosa fábrica de hielo de los Demarchi con la famosa venta de hielo. Luego, en 1972 se mudó a Carhué y el pasaje el Trébol. "Era increíble lo que trabajábamos. Venía gente del Centro incluso y los sábados estábamos sin parar de 8 a 24", recuerda. En esa peluquería Juan Carlos conoció a la que luego sería su esposa y madre de sus hijos (llevan algo más de 38 años de casados), Alicia Salías, alias Andrea, como la conocen todos en el barrio.
Hasta que en febrero de 1977 Andrea y Juan Carlos se afincaron definitivamente en el local que se ubica en la plata baja del edificio de Ventura Bosch al 7000. Y como un guiño del destino, el mismo día de la inauguración de la nueva peluquería, recibieron la noticia del embarazo de su primer hijo, que a la postre, extendería el legado familiar formándose como estilista.
Diego tiene actualmente su propio salón en la esquina de Larrázabal y Patrón, y Fernando -el segundo hijo del matrimonio- atiende el suyo en Álvarez Jonte y Lope de Vega. Ambos se dedican al oficio familiar. La única que cambió el rumbo fue Carla Andrea, que es docente.
Claro que hoy también tienen su espacio y tiempo sus cinco nietos, Candela y Gael hijos de Diego, Antonella hija de Fernando, y Luana y Schamil hijos de Carla.
Con el mismo entusiasmo de antaño, Andrea y Juan Carlos siguen atendiendo a sus clientas, que aun provienen de diferentes puntos de la ciudad. "Quiero agradecerle eternamente a todos nuestros clientes y amigos, que me acompañaron en estos 50 años. Muchos de ellos ya no están, pero los recuerdo con inmenso cariño", subraya Juan Carlos, que hoy ya es un verdadero símbolo del barrio que lo vio crecer y afianzarse en su profesión.

Negocio de familia. Juan Carlos posa en el frente de su histórico local de Ventura Bosch 7054. Cita obligada de cada sábado para varias vecinas del barrio 23/05/2013 - La historia de Juan Carlos Chiappalone, uno de los peluqueros de mayor trayectoria en Liniers.  

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