lunes, 24 de junio de 2013


 

EL POPEYE DE LINIERS -  CARLOS RAMÓN CENDALI -  Alias: Carlitos


Conoceremos la historia de este personaje que recorrió 27 países y dio 5 veces la vuelta al mundo.
Nacido en plena travesía – como casi un polizón - un 3 de marzo del año 1947, en el vapor Federico “C”.
Al llegar al país recién lo anotaron  razón por la cual en sus documentos figura como fecha de nacimiento el día 5, proveniente de Roma junto a su padre Domingo Lorenzo y su madre Doña Nilda Ofelia Vázquez.
Hasta los 19 años vivió en Punta Mogotes, partido de la costa, realizando sus estudios en el Colegio de Don Orione donde aprendió entre otros los oficios el de cocinero, carpintero y albañil.  
Pero ya a los 14 años, eso de polizón lo había marcado, así que como ayudante de cocina se embarcaba de contrabando hasta la salida del puerto para luego comenzar con su tarea.
Recién a los 18 años habiendo conseguido la patente y la libreta de primer cocinero la tarea de dar de comer se oficializó.
Entre tantos viajes recuerda el de Corea en el año 1959 en plena guerra, en 1963 contratado para la pesca del Pulpo, más tarde se embarcó para la pesca de Atún y su renuncia al contrato de una empresa  Japonesa para la pesca de las ballenas pues le dio lastima ver matar a esos animales. Entre tantos viajes no faltó surcar en varias oportunidades el Canal de Beagle.
Así llegamos al año 1982 cuando en los mares del sur,  estuvo presente en el  conflicto bélico de nuestras Islas Malvinas pues el barco que lo transportaba llevaba combustible, comida y agua potable.
Hace un alto en el relato cuando recuerda el día del lamentable  hundimiento del Belgrano y las huellas en su espalda  cuando “El San Lorenzo, “buque tanque” que lo transportaba -  a las 3 y media de la mañana fue alcanzado por el fuego enemigo y es internado por las heridas recibidas durante 24 meses y 7 días en el Sanatorio Güemes, razón por la cual quedó con una incapacidad permanente.
Se afincó en el barrio en el año 1975, primero en la Avda Rivadavia al 11.000 y más tarde en su actual domicilio de Ibarrola al 6600, donde se destacan en el frente de la casa dibujos incaicos y en donde vende los trabajos de artesanía, de embarcaciones en la vereda como manera de seguir subsistiendo pues aun la jubilación no le ha salido. 
Gracias a Esperanza Guzmán su actual pareja – aclara con certificado de convivencia – en estos días lo acompaña adosando a la unión el cariño de sus hijos, nietos y biznietos, Ariana Belén, Rodrigo Ariel,  Daniel, Cristian, Morena y Mía.
Además de los barcos que vende, saben de su maestría los bastones para jubilados algunos de los cuales fueron donados,  y diferentes artesanías fruto de su imaginación y creatividad, mientras Esperanza teje para niños alguna ropa para poder seguir adelante.
En las paredes de su casa están los recuerdos de ese pasado, la caña imponente para la pesca de tiburones, El cuadro de la nota en el diario de Saladillo, la rastra de cuero cuando trabajó como puestero en la estancia de Don Horacio Guaraní, la colección de mates de diferentes lugares entre tantos otros recuerdos de caminos recorridos a lo largo de su vida.  
Hemos conocido así un personaje más que transita nuestras calles y que ha participado de la historia de nuestro país.

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